El concepto de “workflow” o flujo de trabajo me atrajo desde que oí hablar de él en el contexto de la empresa privada, pero creo que podemos adaptarlo a los profes y opositores de esta tribu. Tu flujo de trabajo se compone de los proyectos, tareas y demás que recibes y tienes que ir haciendo.
En el caso de los profes, ese flujo de trabajo incluye redacciones por corregir, cuadernos que revisar, proyectos que analizar, clases que planificar… La idea es que cada vez que recibas una de esas tareas tengas bien organizado tu flujo de trabajo y sepas, rápidamente, dónde va.
¿Cómo hacer esto? Pues en primer lugar te recomiendo que dediques un ratito largo en el que vayas a tener tranquilidad a anotar en un papel todas las tareas que sueles tener que realizar o que te llegan. Después, ve ordenándolas por grupos. Por último, para cada grupo establece entre tres y cinco pasos que siempre van a seguir esas tareas. Por ejemplo, cuando un alumno te entrega una redacción estableces tres pasos:
- la recoges en orden de lista
- la metes en tu carpeta amarilla (la de corregir, siempre recomiendo usar colores para categorías)
- realizas la corrección en un día concreto (por ejemplo, asignas los jueves como “día de correcciones”)
- anotas lo que consideres oportuno en tu cuaderno del profesor (o iDoceo en mi caso)
- la devuelves al alumno al día siguiente (viernes en este caso sería el día de devoluciones de tareas)
Y así tendrías que ir haciendo con todo de tal manera que, cuando te llega una tarea, sabes perfectamente qué hacer con ella y no tienes que perder tiempo en pensarlo.
Si trasladamos esto al mundo opositor, habría que adaptarlo un poco, pero podrías establecer pasos también para el estudio de los temas, por ejemplo, que también representan una tarea:
- recopilar material referente a ese tema
- revisar el material y subrayar lo importante
- confeccionar el tema
- repasarlo
- hacer un resumen del tema
De esta manera, además, si un día te llega un artículo importante que puedes incluir en uno de los temas, también sabes en qué paso estás. Incluso si dedicas uno o dos días de la semana a cada paso, siempre sabes qué te toca hacer.
En cualquier caso, como ves, tener claro tu flujo de trabajo te va a facilitar la vida y mejorará tu organización y productividad, ¿te animas a probarlo?